Hace un tiempo me encontré con un practicante de Taikachisu, que fue alumno de otro profesor años atrás. En la conversación me planteó dudas personales que tenía sobre nuestro dialecto y me preguntó sobre qué se trataba el estilo Taikachisu del SiGung Gauna.
Me comentó sobre la traducción de la palabra en mandarín Lao ying (Lao inn), que significa “vieja águila”, pero para nosotros es simplemente “águila”. Lo traducción era correcta, pero yo tenía el presentimiento que le faltaba algo, y fue ahí cuando recordé que SiGung me había explicado que si bien la palabra se traducía como águila, aludía a la carroña.
Fue entonces cuando el practicante expresó exactamente lo mismo que yo había pensado cuando mi Maestro me lo enseñó: “claro, ave de carroña”. Pero él, con la gran paciencia que lo identificaba, me comentó que su significado no era tan literal como pensábamos.
El término carroña se utilizaba como una interpretación en el contexto cultural del estilo, que se entendía como toda la suciedad o mugre en el uso técnico de la pelea.
Las palabras son más que lo que «dicen»
Dejando lo anecdótico de lado, ahí me di cuenta de por qué les es tan difícil conectarse con un análisis más profundo de la interpretación técnica. Del verdadero bagaje que recibí como discípulo, en la convivencia de más de 20 años con el SiGung.
Hoy en día, cada persona está acostumbrada a buscar información a través de los medios de comunicación modernos que tenemos a nuestro alcance, descartando a los que no tienen interés. Lo que es muy difícil de encontrar en estos canales es la cultura, eso que involucra ceremoniales, tradiciones y los modos de la familia que durante generaciones desarrolló como rutina el estilo Taikachisu del cual surge la escuela.
Un ejemplo actual en nuestras casas y con nuestras familias sería algo así: «…Má, me traes el coso que va en el cosito…», donde coso y cosito pueden significar una infinidad de elementos, pero por arte de magia o traductora universal mamá aparece y trae lo que necesitábamos.
A lo que quiero referirme con todo esto, es que una simple palabra no alcanza para expresar y entenderlo todo. Se trata de comunicar. Si lo aislamos del contexto cultural, su tradición, de su filosofía en un momento y lugar, muy difícil será poder entenderlo.
Un concepto aprendido en el seno familiar sirve para entender qué debemos hacer, qué no, y por qué. Pero a medida que crecemos y nos desarrollamos como personas adultas, nos damos cuenta de que nuestra formación también se compone de una conducta ética, social y cultural que solía transferirse.
Cuando nuestra familia marcial nos enriquece en valores
A veces cuando hablo de comunicarnos, o de familia marcial, uso esos términos como los recibí de mi Maestro. Yo tengo 56 años, la cultura donde crecí no existe más, pero los valores que aprendí son eternos.
Por eso trato de comunicarme con ustedes permanentemente, con el fin de que se trasmitan estos conceptos importantes de la Escuela Taika.
Por esto cualquiera puede interpretar un texto como la Biblia en su cultura local, por el hecho de que es la historia humana desde lo cotidiano a lo absoluto, pero redactado en un lenguaje de términos conocidos por todos. Pero, lo que cada uno entiende es otra cosa.
Sin embargo, es el mismo pensamiento que pudo descifrar la naturaleza del universo mismo a través de otro lenguaje no tan sencillo para muchos, las matemáticas.
Texto compartido por el Maestro Alejandro Di Grigoli