Una gran enseñanza filosófica de raíz oriental que se transmite en el Taikachisu tiene que ver con el concepto de llevar toda situación a su mínima expresión. Si conocemos la raíz podemos tomar una decisión antes de que un asunto se vuelva inmanejable para nosotros, resolviendo así un futuro problema.
La acción determina la efectividad en los resultados. De nada sirve deliberar sobre un tema si no pasamos de una simple expresión de las emociones. El analisis y la determinación son fundamentales en este aspecto.
Conocernos como seres humanos, personas, artistas marciales, entonces, es la primera tarea en que debemos enfocarnos. El emprender este camino nos ayudará luego a ponernos objetivos para cada etapa y poder trabajar en cada uno de ellos con la seguridad de tener un rumbo en la vida, nuestra vida.
El camino de cada artista marcial es personal pero, indudablemente, todos los que se crucen en éste tendrán la oportunidad de aprender en el trayecto.
La filosofía de lo simple nos demuestra que por más difícil que nos parezca una situación determinada, si la desgranamos, obtendremos un montón de elementos fáciles de distinguir y entender. Concentrándonos primordialmente en uno por vez y accionando sobre los que son necesarios corregir, podemos discernir un camino claro a seguir.
Cualquiera puede entender estas palabras,
aceptarlas requiere trabajo,
practicarlas toda la vida es una elección de pocos.
Llevando este concepto filosófico a nuestra vida cotidiana, comprendemos que por más que nuestra sociedad parezca sumamente compleja, y con infinidad de variables para cada situación individual, si observamos con atención, las conductas básicas de nuestros ancestros siguen estando vigentes. Estas conductas básicas siguen rigiendo al día de hoy todas las actitudes y realizaciones de nuestros quehaceres actuales.